lunes, 16 de noviembre de 2009

- Un instante en el ayer -

El sabor del reencuentro frente a una mesa redonda desbordada de recuerdos tristes y alegres, como las simpatías del ayer predicando algún que otro chiste para reír un rato.
Las mismas miradas que yo recordaba, eran las mismas que vistieron aquellos sueños cuando dentro de una clase el estorbar y molestar era nuestra meta en el día al día.

Correr por los pasillos de la escuela a la hora del recreo, buscando la pelota de fútbol por más que valláramos a jugar media hora y yendo así hacia el patio abierto formábamos los equipos haciendo pan y queso para así poder elegir cada cual el compañero de cuadro. Los Arqueros ya ubicados bajo sus arcos y la pelota que comenzaba a rodar eran nuestra risa puesta sobre cada rostro, en busca de la pelota para poder patear al arco y así empezar a ganar el partido. Muchas veces se nos iba un poco la lujuria por el fútbol y era cada vez más ansioso el jugar pero con el objetivo de poder llegar a bajar los vidrios del segundo piso donde no habían rejas y que más de una vez pasó y por eso muchas veces nos suspendieron la pelota por actitudes no correspondientes dentro de las leyes escolares según la directora de turno.

Por otro lado, las niñas que hablaban en secreto o jugaban al elástico haciendo pasar el tiempo del recreo, pero aún así su disciplina era algo que nos opacaba mucho a nosotros por su grado de bondad y tranquilidad frente a los demás docentes; trasmitiendo que nosotros éramos los que perjudicábamos a nuestras compañeras en todo momento, incluso varios hasta les llegaban a esconder el elástico. Un día, paso que todos los niños alocados por ir a jugar al fútbol, las niñas se vengaron y nos escondieron la pelota; por eso pasó todo el recreo en donde nosotros a través de pelea y gritos frente a la directora nos terminaban dando la pelota pero ya cuando sonaba el timbre y teníamos que volver a clase; eso si que fue muy injusto y vengativo.-

'Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice,que eso no se hace,que eso no se toca ...' (1)

La clase, donde cada cual elegía su asiento al empezar el año; pero como siempre era al costado, delante o atrás del amigo con el que queríamos estar, nos desacomodaban enseguida al entrar la maestra. Recuerdo que en tercer año de entrada nos sentamos los cinco mismo bándalos de siempre y justo era una maestra nueva que no conocía a ninguno, entonces le hicimos creer que entre nosotros no nos hablábamos y que nos llevábamos mal por eso dentro de la clase le dábamos más bola a otra persona que a nuestros amigos en si para que no nos separaran del lugar donde estábamos sentados. Esas risas cuando se daba vuelta a escribir en el pizarrón, el tirar papelitos a otro compañero o compañera por el tan solo hecho de molestar era la alegría del estar en clase junto al robo de tizas para que alguno fuera hasta la dirección a buscar tizas. Resulta que pasaron unos meses y el escándalo era tan grande que la maestra se dio cuenta que todo lo que pasaba malo dentro de la clase era por motivos nuestros, los cinco juntos formábamos la dinamita. Ese día la maestra dejo a cargo a una suplente sin saber las razones; por lo tanto a nosotros se nos dio por cambiaron el nombre y así poder tomarle el pelo a la maestra suplente, pero resulta que a uno lo observa y lo manda a la dirección y antes que se retire de la clase le pregunta nuevamente el nombre y le vuelve a decir el nombre falso; no solo que después lo observaron sino rige hubo observación para los cinco al enterarse la directora que hicimos un fraude de nombres.

Aquellos días donde nos íbamos de campamento, alejados de nuestros padres [por pocos días] sintiendo así el diablo dentro de nosotros armando ya las estrategias para solamente molestar y hacer enojar a las compañeras, maestras y maestros.
El contrabando de los caramelos y el chocolate llevados para así en la noche al irnos a dormir hacíamos intercambio de golosinas entre nosotros antes que nos vieran porque estaba prohibido llevar; por lo tanto lo prohibido desde chicos siempre nos ha gustado y tentado. Esos juegos bajo la oscura noche, donde tenías que ir en busca con tu manada del animador o animadora del campamento que se encontraban escondidos en el medio de algún bosque. El asustar y asustarnos hasta muchas veces llorar nos enseñaba que teníamos que estar más unidos todos juntos y no hacer tantas bromas, porque sabíamos o mejor dicho estábamos aprendiendo que estando enfrentados nunca íbamos a llegar a buenos términos.
Aquel último día donde ya quedaba solo la búsqueda del tesoro y por lo que ya sabíamos siempre lo escondían en la playa. Una vez nos escapamos de la cabaña para ver donde iban los animadores a esconder el tesoro, pero la suerte no estuvo presente y nos atraparon. Nosotros pensábamos que al ya saber donde estaba el tesoro nos iban a prohibir de jugar pero no fue así, nos dijeron que ahora al saber lo iban a esconder en otro lado; así que nos acompañó el animador hasta la cabañas y ahí se quedo con nosotros hasta que nos sumergimos en un hermoso sueño.
Al otro día, desde muy temprano sonaba la campana para el desayuno despertando así para luego del desayuno aprontar las cosas para el regreso a nuestras casas.
Después de armar los bolsos y demás, nos juntaron para formar los grupos que iban en busca del tesoro que contenía muchas golosinas. El mapa que te daban para formar las claves que tendrías que encontrar con cada animador escondido en el campamento fueron las mismas de siempre y nosotros nunca nos dimos cuenta durante años. Nuestro grupo, que a pesar de ser un grupo de personas era más que nada un grupo de revolucionarios hacía las autoridades; arrancamos en busca del tesoro; pero hacía otro lado ya que sabíamos que el tesoro no podía estar nunca en la playa porque ya nos habían dicho que lo iban a esconder en otro lado. Pensándolo así y encontrando algunas de las claves se nos dio por pensar que podría estar al costado del fogón del campamento, porque era él único lugar donde había arena y era lo más fácil para poder enterrar un tesoro en un efímero momento.
Revolviendo y haciendo el poso, mientras algunos animadores nos hacían ver más a fondo el mapa para que nos diéramos cuenta, sentimos un grito desesperado que provenía de la playa y ahí salimos todos corriendo. Resulta que al llegar, era un grupo de compañeras que lo habían encontrado, sabiendo nosotros mismos que nunca habían cambiado el lugar del tesoro y estaba donde lo habíamos visto.

Pasaron veinte años y pasarán muchos más de estas anécdotas; donde los sueños de niños hoy muchos de ellos son realidad y con el paso del tiempo en cada reencuentro siempre seguiremos recordando los momentos que nos acompañaran por siempre en nuestras vidas.

‘Miren, una vez más todos juntos, ¿cómo es que han estado?
juro los extrañe muchas veces voy a ser sincero.
Mientras háblenme sobre sus cuentas, seguro han crecido
Vamos que hay que brindar por la nuestra. Y un vino merecido…’ (2)


A todos y todas, ¡ Gracias !-

- Santiago -

(1)- Esos locos bajitos - J. Manuel Serrat.-
(2)- Un frasco - La Vela Puerca.-

1 comentario:

Anita dijo...

neneeeeeeeeeeeeee como estas??
ando a mil con esta entrega que me tiene loca.
muy lindo lo que escribiste, me alegro que hayas pasado muy bien y te hayas acordado un poco de la inocencia jajaj.

besoteeeeeeeeeee
anita