lunes, 17 de agosto de 2009

¡Maldita vida loca ...!

"Le pido a la luna que alumbre tu vida ya que la mía hace tiempo yace dormida ..."

Otro pasaje de inocente vuelo delante de una tormenta masiva por demás, siendo cómplice del dolor acomodado sobre mi fiel ritual cuando respiro en soledad. Las noches enemigas que hoy se amigan entre si, buscándome entre los bares escondidos de una ciudad sin su brillo, sin su canto alegórico por el cual yo antes supe andar; enfrentándome nuevamente a las más cómplices risas llenas de tristezas, desolación y lamento por haber caído una vez más al abismo donde no pensé regresar jamás. Los cuentos de mis antepasados, lo que eran vuelos sin dolor detonaron mi presente y invocando la pesadilla que se acomodó sobre la barra del bar en busca de mi presencia, endiablándome de nuevo entre las muecas de falsas risas abandonadas hace ya un largo tiempo pero aún hoy más vivas que nunca atrapando a la presa sin fuerza ni escapatoria del dolor que siente hoy en día, sin el vuelo que endulza el veneno de su amor apagado sobre la esquina de aquella vieja ciudad.
Un alma que se oculta de la vida, estacándose dentro de jardines que no florezcan aunque pueda brillar en una primavera, más aún, en un invierno frío y temeroso como han pasado varios, pero con más miedo de los que dejé en un pasado.
Queriendo no volver a las ilusiones, para no ver los espejismos que veo sabiendo que no sos vos, intentando cambiar desde una postura humilde y generosa, rompiendo protocolos que se tapan con alcohol en las noches donde no puedo dejar de soñar, llorar y extrañar lo que ayer me hacía sentir vivo y hoy ya no lo tengo más.

Los días que tapan mi felicidad al momento de ver el sol donde ya sus rayos no son para mi y sólo traen desolación y ardor al pensamiento de su cuerpo, de su ser que desarma el ánimo desde cuando me levanto y me voy a intentar dormir. Al irme, el cielo se pone aún más oscuro y el brillo de las contestaciones ya son parecidos a los faroles que habitan la ciudad de Colonia, donde al caminar tenés que intentar no tropezar con la piedra que te produce la caída más feroz e inocente que pueda sobrepasar un ser humano. El dolor por no ver el cielo que hasta hace poco me creía dueño y que ya perdí, junto al desaliento de mi corazón que ya no quiere latir, no quiere andar y no quiere volver a amar. Enredado entre la mierda sobre la mesa de espejos que empaña la respiración, mojándose así los labios fríos que no quieren volver a besar más en las noches donde el recuerdo es intenso, pero cuando besa nada más se quiere poder retirar.

Otro bar por dónde escapo de la realidad, donde busco la paz de mi cuerpo y sobre todo encuentro lo que no tengo. Queriendo lo que no tengo, se me hace imposible poder brindar amor a alguna mujer de ropa ligera que no quiera más que besos cobardes y amor sin existencia, así ni engañando al diablo puedo sanar de su amor; porque el minutos de su silencio vale más que un rato de noches sobre los bares buscándome entre tanta risa adormecida y sin sentido.
Bajada libre por la montaña sin entender lo efímero que es el tiempo cuando los celos por no volverte a ver se me hacen aún más presentes en cada minuto donde respiro acomodando el codo en la barra del bar que la noche me regaló para tan solo poder estar un poco en "paz".

Madura fruta podrida, que se parece a la tormenta por donde se perdió mi vida, donde se fugaron mis sentidos y hoy no son más que una simple razón para intentar seguir buscándome y al fin poder llegar a encontrarme con mi viejo amigo que más que nadie lo extraño yo.

'Andadas de un ayer que no cambiaría por nada, tal vez sí, los malos tratos y engaños, pero no los mejores recuerdos que te buscan entre los mares que anclan tu presencia ...'

Yo no sabría echarte de menos
(soy un ladrón que robó dolor) [Indio Solari]

Algún día, pronto, una de mis vidas
va a intentar matarme y lo va a lograr
Como será andar solito allá en la muerte?
Ay! mi amor, ya sin vos, sin tu sueño [Indio Solari]

Santiago ...

jueves, 6 de agosto de 2009

Ravignani ...

Escalones sobre el cielo
del saber que te veo
delante de mi cuerpo
en todo momento.
El desierto pasajero
de todo un tiempo
despojando al diablo
sentado a nuestro lado.
La noche sin puñal
que nos sumergió en silencio
delante de tus ojos
supe voltear mi celo.
Cárcel agradable
de toda estadía pura
sobre el más fiel ropaje
que habita tu ternura.
El espejo empañado
sobre el cuarto reinado
por los besos y los te quiero
siempre soñados.
Tu voz que da aliento
a mi sentidos por dentro
mirándote de nuevo
delante de mi cuerpo.
Sobre tus ojos está
el brillo de mi libertad
para poder volar
sobre tu cielo de verdad ...

'aún más cerca del cielo ...'

Santiago ...

martes, 4 de agosto de 2009

Encontrándome ...



El miedo se adueñaba
en el instante de volver
al lugar que extrañaba
y que no lo podía ver.
Andaba de acá para allá
pensando en lo que pasaría
cuando volviera a ver
los ojos de aquella mujer.
La luna que me siguió
durante toda la noche
mientras mi soledad
se ahogaba en este mar.
Al llegar al puerto
vi el sol renaciente
encontrándome en un nuevo amanecer
aún más cerca de su ser.
Pienso y sigo abrazando
como lo hice en un ayer
aún hoy con mas deseo
de aquel hermoso ayer.
Presumí lo errado
y mi miedo se apoderaba
de mis palabras y lágrimas
por el perdón que ella merecía.
Mi alma partida y dolida
revivió en un segundo de felicidad
al besar la boca
de la hermosa reina.
La noche fue testigo
de su amor y su dolor
pero al ver el amanecer
supe ver, el brillo de su ser.
Despertar y poder sonreír
sin lágrimas por derramar
era lo que uno espera
después que pasa la tormenta.
Después de tanto tiempo
volé en dirección al cielo
a buscar mí estrella
que me ilumina la vida.

'Cuando me mira soy cordero y cuando no, no soy nada ...'

Santiago ...