
El hormiguero típico sobre el camino
despojado de la ruta más antigua
sosegando la mirada
para dejarse morir en la marcha.
Una lápida vacía
que no contiene nombre
desarma a las almas
que lo sostienen en la vida.
Principios iónico
frente a incertidumbres nómadas
tranquilizando la marcha
protegiéndose de toda matanza.
Aquel poeta que señaló
el adiós de una realidad
dónde me supo enseñar
a que se puede volver a mirar.
No hay estrella que más brille
en mi camino bajo mi cielo
que sostiene su piedad
y su celo de regresar.
Aún más asustado
camino al desnudo
con la tristeza cómplice
de mi error y mi fatalidad.
Extraño volver
y tal vez ya no lo extrañaré
porque ya regresé
a poder volverte a ver ...
'No hay mirada más elogiable que la de tus ojos ...'
Santiago ...
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