martes, 24 de noviembre de 2009

- Veinticuatro de noviembre -

... eterno atardecer sentado al borde del abismo más profundo (1)

Ya pasadas las doce de la noche, un nuevo veinticuatro de noviembre miro al cielo en busca de le estrella que de a poco se enciende de nuevo como en aquella noche de cristal sobre el cielo, donde los dos esclavos del amor se enfurecían por alcanzar la gloria que tan lejos estaba, pero que se acercó y se alejó en cada momento primaveral.
Los individuos separados al andar por el mismo camino, siendo cómplices de toda caricia y ternura en el más allá impido mundo perdido bajo el manto de la soledad.

... en este día y cada día (2)

El día festivo de su crecimiento, donde no me hago presente nuevamente por el pasado que condenó el sentir, aquellas lágrimas de dolor que se sintieron desde muy lejos por el abandono de su ser en un día como el de hoy pero en diferentes tiempos de vida. El cielo enfurecido que tapa la luna, sobrellevando el viento hacia otro lado para que su día festivo sea el más recordado en un mañana, tratando de sobrellevar aquel recuerdo frenético sobre su ser donde se adueño de dolores no apropiados.
El paso lento de las horas y aquella voz que hoy no aparece, tiernamente el respeto tiende a ser más enfurecido al momento del pensar, extrañar y querer sobrellevar algo que no se pueda hacer en su día.
La calle contagia el mal humor de mi momento, así echando culpas al aire sin sentido por acudir a la ansiedad del saber por dónde andará y que estará haciendo en cada momento de sus horas. Es la imagen que tengo y la que llevo sobre mi cuerpo, sin verla pero aún sintiéndola veo que sonríe y no llora como en un ayer, con una sonrisa sincera y amigable, tierna y silenciosa a la misma vez.
Pero el estandarte obliga y entiende de razones, me da ganas y sabiduría para poder sobrepasar ese día, aún más lejos que de costumbre pero no dejando de sentirla cerca como en cada noche que me voy a dormir esperándola por volverla a encontrar.

... la piel de tu dromedario me abriga como tus beso (3)

La tarde la gana el silencio, que poco a poco recuerda y más extraña el sentir la voz lejana que habita mis sentidos; donde la festividad también se hace presente por aquí con mi vaso en alto, brindando a la distancia, por lo que fue, es y será por siempre.

Y el día festivo que sigue, dando paso a la noche que de a poco se apaga, intentando dormir bajo algún sueño donde vuelva a estar cerca como en cada momento que yo respiro.
Esperando que su día haya sido del más agradable y así poder contármelo en algún otro momento, donde volvamos a encontrarnos y así seguir escalando mirando al cielo.


... oh! y hoy que, enloquecido, vuelvo! buscando tu querer, no queda mas que viento, !no!, no queda mas que viento (4)


¡ Felicidades !

- Santiago -

1 – Mujer del caleidoscopio – La Renga.-
2 - Ya nadie va a escuchar tu remera – Los Redondos.-
3 – Un hombre pasea por el desierto – Ismael Serrano.-
4 - Seguir viviendo sin tu amor – Luis A. Spinetta.-

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